Todas las noches lanzas tu conciencia
al abismo enigmático del sueño,
y todas las mañanas la recoges,
la pescas en la red de tu cerebro;
mas un día, tan hondo habrá caído,
que ya no la hallarás... El mudo piélago,
como perla de Oriente, misterioso,
la guardará en su seno.
a. n.