... y dejemos de ser, como dice Clayton el cuerpo solitario en la ribera, para ser la ribera, el río mismo, dos cuerpos abrazados que al hundirse, se salvan. c. c.
"Cuando yo me muera te pido un encargo, que con tus trenzas, que trenzas, de tu pelo negro, me amarres mis manos. El querer que yo te tengo, si de plata fuera, otro más rico que yo en la España no hubiera..."